La Fuerza de las Emociones
Producto de una característica que la evolución artística contemporánea ha favorecido, es la creación de obras o grupos que establecen relaciones entre sí en un espacio determinado, creando una especie de mundo paralelo que podemos observar, pero no participar de él. Una especie de retablos vivientes.
Así, un gigante levanta una trampilla que permite entrar en otro mundo y contemplar una serie de personajes que en ese momento se despiertan y, sorprendidos, cada uno reacciona de diferente forma. Mediante cuatro esculturas: «Pórtico», «Desafío», «Soberbia» y «Vigía», nos adentramos en el relato inicial, en una pequeña historia en la que no solo la cara de las esculturas transmiten sentimientos sino todo su cuerpo.
Era la primera vez que exhibía obras en una cafetería, y pretendía que una serie de personajes acompañasen a la gente con la suficiente entidad y presencia para que el lugar no las anulara.