La Culpa
Anhelamos sentirnos libres de las limitaciones a las que nos obliga la vida en sociedad al tiempo que es imposible convivir sin restricciones. Por ello, se establecen normas para la convivencia que solo pueden existir por un acuerdo social.
La Culpa surge del sentimiento de haber transgredido cualquier tipo de norma, sobre todo si deriva en un daño o malestar personal. La Culpa va unida al concepto de poder y es difícil experimentarla sin un manifiesto temor al poder que se ejerce sobre nosotros.
La Culpa y el Culpable. Para que exista culpa es necesario trasgredir una norma, saltar un código. Las normas son inherentes a la vida en sociedad.
La culpa como tal no existe en la naturaleza, como seres naturales no hay nada en nuestro comportamiento que pueda resultar transgresor respecto a ella, sus posibilidades son el auténtico punto límite a nuestra actividad.
Las normas son algo que solo pueden existir por convenio social y es algo que su contravención puede perjudicar a otros física, o lo más común, moralmente. Si se da esta última posibilidad es a un convenio o mejor a una imposición que se nos obliga como forma básica de convivencia en esa sociedad determinada. Lógicamente las normas son mudables respecto a las diferentes sociedades, épocas y a las relaciones de poder que rigen en cada una de ellas.
Culpa y poder son como las dos caras de Jano, inseparables una de la otra.
Imposible experimentar culpa sin un manifiesto temor ante el poder que se ejerce sobre nosotros. No deja de ser un invento social que induce en nuestra mente las reglas del carcelero. Quizás no se a algo exclusivamente humano sino propio de animales sociales, pero el grado de complejidad que alcanza entre nosotros si es exclusivamente humano.
El dilema es que anhelamos sentiros libres de tantas restricciones a las que nos obliga la vía en sociedad al tiempo que probablemente sea imposible convivir sin restricciones, pero como todo lo que tiene que ver con el uso de nuestra mente, tiende hacia la complejidad y el exceso.
Indudablemente es uno de los grandes dilemas de nuestra vida y quizás de imposible solución. Libertad versus restricción, esta es la ecuación de la convivencia y su consecuencia la culpa que, por tanto, implica el nacimiento del culpable.